El mes de febrero es el mes de la filiación, a raíz del proyecto «12 meses 12 experiencias». En esta ocasión Teresa Ramírez FI nos ayuda a reflexionar sobre este rasgo de la Madre Cándida, en esta oportunidad que tenemos de «profundizarlo más, conocerlo mejor para que, como miembros de su gran familia, lo podamos vivir, crecer en él y fortalecer nuestro ser evangélico y de personas comprometidas con el Reino».

La Madre Cándida vivió esta experiencia filial muy unida al Cristocentrismo, «alimentada en la oración y en el servicio, de inmenso amor y fe en Él, que irrumpe en todo su ser, llevándola a la vivencia de claras actitudes filiales de pobreza, confianza en Dios, fidelidad y obediencia a su voluntad, abnegación, audacia, fortaleza y paciencia», según escribe Teresa Ramírez.

Aunque reconoce que «no tenemos un tratado propiamente sobre este rasgo carismático, califica la vivencia de profunda, expresa en la oración y entretejida en la cotidianidad de su vida». «Ella fue una mujer de vida práctica y sus cuadernitos con anotaciones espirituales como en muchas de sus cartas, nos dejan ver con bastante claridad cómo se entremezclan diversidad de asuntos, experiencias, consejos en su diario vivir».

 

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